jueves, diciembre 08, 2005

La enciclopedia de la vida

El día de ayer venía recordando una Enciclopedia que mi papá tenía en la casa. Salía por tomos, un ejemplar cada semana y el formato era tipo revista con muchas ilustraciones y fotografías, algunos muy sugerentes por cierto. /

Se llamaba "Enciclopedia de la Vida", poco más o menos. Trataba temas diversos, desde Percepción, Teorías psicológicas, Sexualidad, Tabaquismo, Enfermedades diversas, desde el resfriado común a las venéreas, etc. Cada número giraba en torno a un tema específico.

Como la comenzó a coleccionar cuando tenía como 6 años, pues estaba vetada para mí y mis hermanos por su alto contenido gráficamente explícito, que aunque no tenía nada de malo, tal vez le costaba trabajo explicar cosas y realmente muchos temas no venían al caso para una chiquilla de 6 años que con trabajos estaba aprendiendo las vocales.

Recuerdo que varias veces me encontró hojéandola. Había fotos hasta cierto punto grotescas... creo que eso era lo más grueso. Recuerdo que en el número de tabaquismo se encontraba en la portada un muñequito, vestido como un verdadero dandy con 30 cigarros en la boca... todos ellos encendidos. Recuerdo otra que al parecer trataba cosas genéticas, porque en la portada había un feto de un bebé, ya bastante crecidito con cabello, ojos etc., en un frasco con alcohol, en otro había uno de un caballito... Era de divulgación científica, muy interesante, muy bien sustentada gráficamente, tal vez despertaba el morbo pero a la vez informaba. Excelente. Creo que era española.

En fin. Esa revista, por mi culpa y mi inquietud de leerla en la clandestinidad, en varios intentos fallidos al ser descubierta, pues tuvo que ser refundida en un baúl de viaje (desafortunadamente no era de los metálicos) bajo llave y en un lugar con altos niveles de húmedad, bueno no tanto, pero por lo menos a veces se trasminaba el agua de la lluvia (Já, já)... de tal forma que en algún momento (cuando cumplí como 19 o 20) recordó que tenía ese baúl con esa colección como de, no sé... 30 tomos tal vez. Cuando lo sacamos pues el baúl ya estaba hecho una mierda...

Recuerdo que corrí a ayudarlo, sobre todo por el morbo y la curiosidad de recordar y ver la misma revista que me significaba cosas a los 6, para saber qué ocurría ahora de 19.

Mi papá por principio de cuentas había perdido ya hasta la llave. Pero no fue necesaria... El cartón, el forro y el plástico cooperaron solitos... Se deshicieron por el tiempo y las condiciones.

De pronto se abrió esa maletita y oh!... Ahí estaban... los mismos de ayer... sólo que ahora con mohos, algunos ya desintegrándose y otros aún legibles...

Me embargó la tristeza y pues a él también... Le pedí que me dejara conservar lo que se pudiera, no importaba que tuvieran mohos y lodo... A diferencia de cuando tenía seis años, esta vez dijo que sí. Que si me servían que los guardara.

Y la verdad es que me di cuenta que sí tenían un gran valor, pero realmente no eran aptos para niños... Aunque él hubiera tenido la intención de explicar cosas, había algunas que ni siquiera era deseable que yo tuviera conocimiento desde pequeña... y pues, ¡para que dejar de ser niña cuando no se debe dejar de serlo o cuando no se tiene la madurez suficiente para entender algunas cosas!!

Total que me sirvieron incluso para hacer varios trabajitos de la Universidad... Esos ejemplares me agradan bastante, tanto por su contenido, como porque ahora entiendo que hay mucho de la escencia de mi padre en ellos... tal vez por eso tienen mayor significado...

Mi papá es un hombre que tuvo que trabajar y caerle el veinte desde pequeño. Creció por los golpes de la vida, antes de tiempo y obligado por las circunstancia de su familia. Sólo terminó la primaria y eso fue todo, ante su decepción. Sin embargo, nunca ha dejado de aprender cosas, de leer, de responder a sus inquietudes. Aprende de manera autodidacta. Sabe muchas cosas, sobre todo de la vida.

En fin. Recordaba ayer además las lecturas de la gente que me rodeaba de pequeña:

Mi abuela materna: leía "La Alarma". Si estaba vetada la "Enciclopedia de la vida", pues ¡ya qué decir de "La Alarma! Cuando me quedaba en su casa, mi papá siempre me decía, ¡Prohibido que leas "La Alarma"! y recuerdo que mis primos siempre estaban cazándome cuando leía la Alarma, para pescarme infraganti y amenzarme con dar el reporte a mi papá. Claro, nunca lo hacían, pero la tortura psicológica se lograba ¡Mugres sádicos! También leía Joyas de la Literatura, El libro semana, El libro Sentimental. Mi mamá éstos mismos, pero además "La foca es... Romántica", já, já, já. El Policiaco, el Vaquero, Kalimán.

Mi papá, compraba libros diversos, diccionarios, nos compraba cuentos infantiles, de la colección Serendipity, etc. Además de la Familia Burrón, Memín, mi mamá el Capulinita.

Mis tías leían TV Novelas. Y mi abuelo materno diario compraba La Prensa y el Ovaciones. Le gustaba sobre todo la sección de Box y lo que se refería a Toros. Mi abuelo paterno nos tenía historietas de Disney y las leíamos cada vez que íbamos a su casa. Mis primos leían el Box y Lucha.

Obvio... todos leían más cosas, pero creo que éstas son las más significativas de cada quien. De hecho con una de mis tías descubrí por primera vez la Librería Porrúa de Justo Sierra y la de Cristal que estaba por Bellas Artes. Una de esas tardes en las que caminamos y caminamos viendo libros. Yo tendría como 4 años.

Saludos! La María Cristina =)