martes, mayo 10, 2005

¡Zapata vive!

Muchos no quisieron creer que el caudillo había muerto. Como ha sucedido con otros héroes trágicos, a la muerte de Zapata comenzaron las historias acerca de cómo logró sobrevivir la emboscada. Desde la exposición del cadáver comenzaron las dudas entre los testigos: que Zapata no era tan gordo; que a Zapata le faltaba el dedo meñique (que perdió en una charreada), mientras que el muerto los tenía completos; que Zapata tenía una cicatriz de una cornada en un costado y un lunar en forma de manita, mientras que el hombre expuesto no tenía nada, etcétera.

A la duda siguieron respuestas que alimentaban el naciente mito. Según estas versiones, Zapata sabía que lo querían asesinar y, aquel fatídico 10 de abril, mandó en su lugar un compadre que se le parecía. Según el veterano zapatista Serafín Plascencia, de Villa de Ayala, el "doble" dijo al caudillo: "Compadre, vengo a morir por ti, nomás te encargo a a mi mujer. Me haces favor de darme tu traje, tu sombrero, tus espuelas y el caballo."

El "jefe", dicen, huyó con otro compadre, un árabe, que se lo llevó a Arabia, "donde lo tratan como rey" y quedó "retirado a la vida privada".

De vez en cuando, se afirmaba, Zapata regresaba a Jojutla (o a Jonacatepec) disfrazado de vendedor de cacharros, sin bigote, vestido de paisano, a ver cómo estaban sus hermanas y amigos
.

Todavía la década de los ochenta, los viejos aseguraban: "Zapata ya murió, pero de muerte natural, por allá lejos, en la Arabia que lo asiló".



El rudo golpe del asesinato de Zapata no quebrantó el espíritu local. Su figura se mitificó, como defensor de los campesinos en la lucha por la tierra, como uno de los padres fundadores del agrarismo mexicano, como rebelde social, como alma de la resistencia contra la dominación. La figura de Zapata sobrevivió entre los campesinos de Morelos y otras partes de la República, resurgió en discursos oficiales, sirvió para dar nombre a organizaciones políticas y estudiantiles, así como ejidos, municipios, calles y hasta una estación del metro. En 1931 se creó el Comité Nacional Pro-homenaje Integral a Emiliano Zapata, reuniendo las firmas de diputados, gobernadores y delegados del Partido Nacional Revolucionario (antecedente del PRI) apoyando la iniciativa de heroificación nacional.

El nombre de Zapata es ambivalente. Se le recuerda como héroe revolucionario, forjador del México moderno pero también se usa su nombre como bandera de grupos de resistencia, como la Unión Campesina Emiliano Zapata, fundada a finales de los 70, o el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, de 1994. Su efigie, además, ha sido reproducida miles de veces, en obras artísticas, objetos publicitarios, camisetas, etcétera, etcétera.



Emiliano Zapata murió joven, unos meses antes de cumplir los cuarenta años, pero es uno de los personajes míticos del imaginario mexicano. Cada 10 de abril, la tumba del Jefe del Ejército Revolucionario del Sur recibe los honores de su pueblo en el centro de Cuautla, pues Zapata es el único de los líderes revolucionarios cuyos restos no reposan en el Monumento a la Revolución.



Fuentes:

John Womack, Jr., Zapata y la Revolución Mexicana, México, SEP, 1985 (Colección Cien de México) Enrique Krauze, Emiliano Zapata. El amor a la tierra, México, Fondo de Cultura Económica, (Biografía del poder, 3) Salvador Rueda Smithers "Emiliano Zapata, entre la historia y el mito" en El héroe entre el mito y la historia, Federico Navarrete y Guilheim Olivier, coordinadores, México, UNAM CEMCA, 2000. (Serie Historia general 20)