miércoles, agosto 03, 2005

De pronto apareció el Pez...

Ayer viajaba en camión. Raramente lo hago en esa ruta. Era tarde y tenía la extraña sensación de que iba a entrevistarme con El Pez, aunque en realidad no teníamos una cita.

Extraño, pero ¡Cómo no iba a pensar en él si ese autobús pasaba cerca de su casa!

En fin, me olvidé del asunto por completo e iba avanzando. El reloj seguía adelante también. En la ventanilla se iba cambiando de panorama: de los paísajes que ofrece una selecta zona del Sur de nuestra Ciudad, hasta aquellos que presenta la Reserva Ecológica de Xochimilco, todo lleno de árboles, pasto y húmedad, hasta llegar al aroma inconfundible del Canal de Chalco.

Mi corazón de pronto comenzaba a latir a 100, 000... Estaba en los dominios de aquel individuo y de pronto la idea de verlo me asaltó inexplicablemente... Más fue mi sorpresa cuando lo vi aparecer a escasos segundos de tener la sensación de su cercanía y de recordarlo...

Ahí estaba él, caminando tranquilamente en banquetas que no son sus caminos habituales y en un horario fuera de lo común. Por eso mayor la sorpresa.

Por eso más feliz la casualidad, por eso más maravillosa la acción del destino. Todo estaba dispuesto para el encuentro.

Me levanté sin pensar. Toqué el timbre esperando la siguiente parada que llegó muchas cuadras adelante. Bajé, caminé apresuradamente al encuentro. El corazón agitado... la sonrisa desbordante...

Me vió, lo ví... Nos reencontramos... nos reconocimos.

Precioso momento. Confirmé sospechas